Divorcio notarial: Todo lo que necesitas saber en 2025

Tras más de una década asesorando a parejas en crisis matrimoniales, he visto cómo el divorcio notarial ha revolucionado el panorama legal español. Recuerdo perfectamente cuando entró en vigor la Ley de Jurisdicción Voluntaria en 2015: muchos de mis colegas lo veían con escepticismo, mientras yo intuía que cambiaría radicalmente nuestra forma de gestionar las separaciones matrimoniales.

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Y no me equivocaba. A día de hoy, el divorcio ante notario se ha consolidado como una alternativa eficaz y cada vez más demandada por las parejas que buscan poner fin a su matrimonio de manera ágil y consensuada. Sin embargo, resulta sorprendente la cantidad de dudas, mitos e información contradictoria que sigue circulando sobre este procedimiento.

En este artículo, te ofrezco una visión completa sobre el divorcio notarial basada tanto en el marco legal vigente como en mi experiencia profesional acompañando a decenas de parejas en este proceso. Conocerás sus requisitos, ventajas, limitaciones y todo lo necesario para valorar si es la opción adecuada para tu situación particular.

¿Qué es exactamente el divorcio notarial?

El divorcio notarial es un procedimiento legal introducido en España por la Ley 15/2015 de Jurisdicción Voluntaria que permite disolver un matrimonio sin necesidad de acudir a los juzgados. Como su nombre indica, se tramita íntegramente ante notario, quien verifica el cumplimiento de los requisitos legales y eleva a escritura pública el acuerdo de divorcio.

Cuando comento esto en las primeras consultas, muchos clientes se sorprenden. «¿Entonces no tenemos que ir al juzgado para nada?», me preguntan con cierto alivio. Efectivamente, este es uno de los principales atractivos de esta modalidad: evitar completamente la vía judicial, con todo lo que ello implica.

Sin embargo, es fundamental entender que no todos los matrimonios pueden acceder al divorcio notarial. La ley establece requisitos específicos que deben cumplirse rigurosamente para poder optar por esta vía, como veremos a continuación.

Diferencias clave con el divorcio judicial

El divorcio notarial y el judicial comparten un mismo objetivo (la disolución del vínculo matrimonial), pero difieren sustancialmente en su procedimiento y alcance:

  • Autoridad competente: En el notarial interviene un notario, mientras que en el judicial un juez.
  • Tiempo de resolución: El notarial suele resolverse en semanas; el judicial puede extenderse durante meses.
  • Nivel de privacidad: El procedimiento notarial ofrece mayor confidencialidad.
  • Casos aplicables: El notarial tiene limitaciones estrictas (sin hijos menores, con mutuo acuerdo); el judicial abarca todos los escenarios.
  • Costes: Generalmente, el notarial resulta más económico.

Recuerdo el caso de Marina y Carlos, matrimonio de 15 años sin hijos que acudieron a mi despacho tras decidir separarse. Ambos tenían claro el reparto de bienes y no existían conflictos significativos. Les recomendé la vía notarial y en apenas tres semanas habían completado todo el proceso. «Si hubiéramos sabido que era tan sencillo, habríamos dado este paso hace tiempo», me confesó Marina después.

Requisitos legales para acceder al divorcio notarial

El marco legal establece condiciones muy específicas para poder divorciarse ante notario. Es esencial conocerlas desde el principio para evaluar si tu caso puede acogerse a esta modalidad:

Mutuo acuerdo entre los cónyuges

El consenso absoluto es imprescindible. Ambos cónyuges deben estar de acuerdo tanto en la decisión de divorciarse como en todas las condiciones reflejadas en el convenio regulador. En mi experiencia, este es el requisito más importante y, a veces, el más complicado de conseguir.

He visto casos donde las parejas comienzan con aparente acuerdo y, al redactar el convenio, surgen discrepancias. Si no se logra el consenso en todos los puntos, la vía notarial se cierra automáticamente.

Ausencia de hijos menores o con discapacidad

No pueden existir hijos menores no emancipados ni hijos mayores con discapacidad que requieran medidas de apoyo. Este es un límite absoluto y sin excepciones. La ley prioriza la protección judicial de los intereses de los menores y personas vulnerables.

Esta restricción suele ser la principal razón por la que muchas parejas no pueden optar por el divorcio notarial, incluso teniendo pleno acuerdo. En estos casos, siempre les explico que no se trata de una cuestión burocrática, sino de garantizar que los derechos de los hijos estén adecuadamente protegidos por un juez.

Duración mínima del matrimonio

El matrimonio debe tener una antigüedad mínima de tres meses desde la celebración. Este requisito tiene una excepción: cuando existe riesgo para la vida, integridad física, libertad, integridad moral o libertad e indemnidad sexual del cónyuge o hijos.

En la práctica, esta condición rara vez supone un obstáculo, ya que la mayoría de las parejas que deciden divorciarse llevan bastante más tiempo casadas.

Convenio regulador completo

Los cónyuges deben presentar un convenio regulador que contemple todos los aspectos relevantes de su separación:

  • Liquidación del régimen económico matrimonial
  • Uso de la vivienda familiar
  • Pensiones compensatorias (si proceden)
  • Acuerdos sobre mascotas (tras la reforma de 2021)
  • Cualquier otro pacto relevante para su situación particular

Asistencia letrada obligatoria

La presencia de un abogado en ejercicio es obligatoria tanto para la redacción del convenio como durante la firma de la escritura pública. Este requisito genera dudas frecuentes entre mis clientes, que a veces piensan que pueden ahorrarse este paso.

La intervención del abogado no es opcional sino imprescindible por ley, y cumple una función crucial: garantizar que el convenio sea equilibrado y proteja adecuadamente los derechos de ambas partes.

El procedimiento paso a paso

Una vez comprobado que se cumplen todos los requisitos, el proceso de divorcio notarial sigue una secuencia bastante estructurada:

Elección del notario competente

Los cónyuges pueden acudir a cualquier notario del lugar donde tengan su residencia habitual, donde celebraron el matrimonio o donde tuvieron su último domicilio conyugal. Esta flexibilidad permite elegir el notario que resulte más conveniente o con el que se sientan más cómodos.

En mi práctica profesional, suelo recomendar notarios con experiencia específica en divorcios, ya que conocen bien los entresijos del procedimiento y agilizan los trámites.

Preparación de la documentación necesaria

Antes de la cita con el notario, hay que reunir:

  • DNI o NIE de ambos cónyuges
  • Certificado literal de matrimonio (actualizado, con antigüedad máxima de tres meses)
  • Certificado de empadronamiento
  • Escrituras de propiedades afectadas por la liquidación
  • Convenio regulador firmado por ambos cónyuges y el abogado

Es recomendable solicitar el certificado de matrimonio con antelación, pues obtenerlo puede llevar algunos días, dependiendo del Registro Civil.

Redacción y firma del convenio regulador

El convenio regulador debe ser redactado por un abogado en ejercicio, detallando todos los acuerdos alcanzados. En mi despacho dedicamos especial atención a este documento, pues es la piedra angular de todo el proceso.

Un buen convenio debe ser claro, exhaustivo y prever posibles contingencias futuras. He visto convenios mal redactados que terminan generando problemas años después. Por ejemplo, acuerdos sobre la vivienda familiar que no contemplan escenarios como el nuevo matrimonio de uno de los ex cónyuges.

Comparecencia ante el notario

El día señalado, ambos cónyuges deben acudir personalmente a la notaría, acompañados por su abogado. No es posible la representación por poder en este acto.

Durante la comparecencia, el notario:

  • Verifica la identidad de los comparecientes
  • Comprueba que se cumplen todos los requisitos legales
  • Examina el contenido del convenio regulador
  • Informa a los cónyuges sobre las consecuencias de su decisión
  • Otorga la escritura pública si todo está en orden

Un aspecto que siempre destaco a mis clientes es que el notario no es un mero fedatario pasivo. Tiene la obligación de revisar que el convenio sea equilibrado y no perjudique gravemente a ninguna de las partes. Si detecta cláusulas abusivas o desequilibrios manifiestos, puede denegar su intervención.

Inscripción en el Registro Civil

Una vez otorgada la escritura pública, el notario remite copia electrónica al Registro Civil para su inscripción. Este paso es fundamental, pues el divorcio solo produce efectos jurídicos plenos desde su inscripción registral.

Aunque actualmente muchos notarios realizan este trámite telemáticamente, conviene confirmar que se ha completado correctamente. En algunos casos, sobre todo con Registros Civiles más antiguos, pueden surgir retrasos en la inscripción.

Liquidación de impuestos (si procede)

Si el divorcio implica transmisiones patrimoniales (como adjudicación de inmuebles), puede ser necesario liquidar el Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados en un plazo de 30 días.

Este aspecto fiscal a menudo pasa desapercibido, pero es importante tenerlo en cuenta para evitar recargos o sanciones. En Cataluña, por ejemplo, estos trámites fiscales tienen particularidades específicas que conviene conocer.

Ventajas del divorcio notarial

Tras acompañar a numerosas parejas en este proceso, puedo confirmar que el divorcio notarial ofrece beneficios significativos en los casos adecuados:

Rapidez en la tramitación

Mientras un divorcio judicial puede demorarse varios meses (o incluso más de un año en juzgados saturados), el notarial suele completarse en cuestión de semanas. Esta agilidad permite a ambos cónyuges comenzar antes su nueva etapa vital.

Teresa y Miguel llevaban separados de hecho casi dos años cuando decidieron formalizar su divorcio. Mediante la vía notarial, en apenas un mes consiguieron resolver todos los trámites. «Nos ha permitido cerrar este capítulo y seguir adelante», me comentó Teresa después.

Mayor privacidad y confidencialidad

El procedimiento notarial garantiza una discreción que muchos clientes valoran especialmente. A diferencia de los juzgados, donde los procedimientos son más públicos, la notaría ofrece un entorno más reservado.

Esta ventaja resulta particularmente importante para personas con proyección pública o que simplemente prefieren mantener su vida personal alejada del escrutinio ajeno.

Menor coste económico

Aunque los honorarios varían según la complejidad del caso y la notaría elegida, en general el divorcio notarial resulta más económico que el judicial. Se eliminan tasas judiciales y se reducen los honorarios profesionales al simplificarse el procedimiento.

El coste básico en notaría suele oscilar entre 200 y 500 euros, a lo que hay que añadir los honorarios del abogado. Una alternativa considerablemente más asequible que el proceso judicial.

Reducción del estrés emocional

La simplicidad y rapidez del procedimiento, junto con su desarrollo en un entorno menos intimidante que el judicial, reduce la carga emocional para ambos cónyuges.

He observado que las parejas que optan por esta vía suelen mantener una relación más cordial después del divorcio, lo que facilita la gestión de asuntos comunes en el futuro.

Limitaciones y desventajas

Pese a sus evidentes ventajas, el divorcio notarial no es la panacea universal ni está exento de inconvenientes:

Restricción por hijos menores

Como ya hemos visto, la presencia de hijos menores o con discapacidad excluye automáticamente esta opción. Esta limitación afecta a un porcentaje muy significativo de matrimonios.

En estos casos, siempre explico a mis clientes que, aunque pueda parecer una complicación, la intervención judicial busca proteger los intereses de los menores, asegurando que las medidas acordadas son adecuadas para su bienestar.

Necesidad de acuerdo total

El requisito del mutuo acuerdo absoluto excluye situaciones donde existe cualquier desacuerdo, por mínimo que sea. No es posible un «divorcio notarial parcial» donde el notario resuelva aspectos controvertidos.

Esto limita su aplicación en casos donde, por ejemplo, los cónyuges están de acuerdo en divorciarse pero discrepan sobre el reparto de bienes o las pensiones compensatorias.

Complejidad en ciertos aspectos patrimoniales

Cuando existen patrimonios complejos, propiedades en el extranjero o regímenes económicos especiales, el procedimiento notarial puede resultar insuficiente o requerir trámites adicionales.

Recuerdo el caso de un matrimonio con propiedades en España y Francia que optó finalmente por la vía judicial para asegurar que todos los aspectos internacionales quedaban adecuadamente cubiertos.

Imposibilidad de medidas provisionales

A diferencia del procedimiento judicial, el notarial no permite adoptar medidas provisionales durante su tramitación. Esto puede ser relevante en situaciones donde se necesitan decisiones urgentes sobre cuestiones económicas o uso de la vivienda.

El papel del notario y del abogado

En el divorcio notarial, tanto el notario como el abogado desempeñan roles complementarios pero claramente diferenciados:

Función del notario

El notario actúa como garante de la legalidad del procedimiento. Sus principales funciones son:

  • Comprobar que se cumplen todos los requisitos legales
  • Verificar la identidad y capacidad de los comparecientes
  • Asegurar que el consentimiento se presta libremente
  • Revisar el contenido del convenio regulador
  • Elevar los acuerdos a escritura pública
  • Remitir la documentación al Registro Civil

El notario no asesora a las partes ni redacta el convenio. Su papel es imparcial y no puede favorecer los intereses de uno u otro cónyuge.

Función del abogado

El abogado es quien realmente asesora y guía a los cónyuges durante todo el proceso:

  • Evalúa la viabilidad del divorcio notarial en cada caso concreto
  • Redacta el convenio regulador
  • Asesora sobre las implicaciones de los acuerdos
  • Protege los derechos e intereses de su cliente
  • Asiste durante la firma en la notaría
  • Gestiona trámites complementarios (fiscales, registrales, etc.)

A diferencia del notario, el abogado sí tiene un deber de parcialidad hacia su cliente. Por eso, idealmente, cada cónyuge debería contar con su propio letrado, aunque la ley no lo exige expresamente.

Casos especiales y situaciones particulares

La experiencia práctica revela matices y situaciones especiales que conviene conocer:

Matrimonios con residentes en el extranjero

Si uno de los cónyuges reside fuera de España, el divorcio notarial sigue siendo posible siempre que al menos uno de ellos tenga residencia en territorio español.

En estos casos, el cónyuge ausente puede comparecer mediante videoconferencia ante el notario español, aunque esto puede complicar la verificación de identidad y consentimiento.

Acuerdos sobre mascotas

Tras la reforma legal de 2021, los animales de compañía han dejado de considerarse «cosas» para ser reconocidos como «seres sintientes». Esto implica que el convenio regulador debe incluir expresamente acuerdos sobre su custodia y cuidado.

He visto cómo estos acuerdos sobre mascotas generan tanto o más debate que otros aspectos patrimoniales. En un caso reciente, la distribución de los tiempos de estancia del perro familiar fue el último punto en resolverse antes de alcanzar el acuerdo definitivo.

Particularidades en Cataluña

En Cataluña, donde el derecho civil foral tiene características propias, el divorcio notarial presenta algunas particularidades, especialmente en lo relativo a la liquidación del régimen económico matrimonial.

Los matrimonios catalanes deben tener en cuenta estas especificidades al preparar su convenio regulador, asegurándose de que se ajusta tanto a la legislación estatal como a la autonómica.

El futuro del divorcio notarial

Aunque mi bola de cristal tiene sus limitaciones, la tendencia observada en los últimos años apunta a una consolidación y posible ampliación del divorcio notarial.

Existe un debate jurídico sobre la posibilidad de extender esta modalidad a matrimonios con hijos mayores de 16 años que pudieran ser escuchados por el notario. Sin embargo, por el momento, no hay cambios legislativos en este sentido.

Lo que sí parece claro es que la experiencia acumulada desde 2015 avala la eficacia de este procedimiento, que ha demostrado ser una alternativa viable y beneficiosa en los casos para los que está diseñado.

Preguntas frecuentes sobre el divorcio notarial

¿Puedo divorciarme ante notario si tengo hijos mayores de edad pero dependientes económicamente?

Sí, es posible. La restricción se refiere exclusivamente a hijos menores no emancipados o con discapacidad que requieran medidas de apoyo. La dependencia económica de hijos mayores de edad no impide el divorcio notarial, aunque el convenio puede (y debe) incluir acuerdos sobre alimentos para estos hijos si fuera necesario.

¿Es obligatorio que cada cónyuge tenga su propio abogado?

La ley exige la intervención de «letrado en ejercicio», pero no especifica que deban ser dos abogados distintos. Sin embargo, desde el punto de vista deontológico y para garantizar un adecuado asesoramiento, lo recomendable es que cada parte cuente con su propio abogado, especialmente si existen bienes significativos o situaciones complejas.

¿Qué ocurre si después de firmar el divorcio notarial queremos modificar algún acuerdo?

Las modificaciones posteriores del convenio regulador deben tramitarse por la misma vía que el divorcio original. Si el cambio afecta solo a aspectos que podrían haberse incluido en un divorcio notarial, puede hacerse ante notario. Si implica cuestiones relativas a hijos menores u otros aspectos excluidos, deberá acudirse a la vía judicial.

¿El divorcio notarial tiene validez internacional?

Generalmente sí, aunque depende de la legislación de cada país. Dentro de la Unión Europea, el Reglamento Bruselas II bis reconoce efectos a las disoluciones matrimoniales realizadas conforme a la legislación de cualquier Estado miembro. Para países no comunitarios, puede ser necesario un procedimiento de reconocimiento específico según sus leyes nacionales y los tratados bilaterales existentes.

¿Cuánto tiempo tarda en inscribirse el divorcio en el Registro Civil?

Aunque el notario remite la escritura de divorcio electrónicamente al Registro Civil, los plazos de inscripción varían según la carga de trabajo del registro correspondiente. En condiciones normales, la inscripción suele completarse en 2-4 semanas, pero puede haber demoras mayores en registros con alta carga de trabajo o limitaciones técnicas.

¿Es posible revertir un divorcio notarial una vez firmado?

No. Una vez otorgada la escritura pública e inscrita en el Registro Civil, el divorcio es firme y definitivo. La única opción para «revertir» la situación sería contraer nuevo matrimonio entre los mismos cónyuges, lo que constituiría un vínculo matrimonial completamente nuevo desde el punto de vista legal.

¿Cómo afecta el divorcio notarial a las pensiones de viudedad futuras?

El divorcio, sea notarial o judicial, extingue el derecho a pensión de viudedad, salvo en casos especiales previstos en la legislación de Seguridad Social (como ex cónyuges que percibían pensión compensatoria o víctimas de violencia de género). El hecho de que el divorcio se haya tramitado por vía notarial no introduce diferencias respecto al divorcio judicial en esta materia.

Después de analizar todos los aspectos del divorcio notarial, la pregunta clave es si resulta adecuado para tu situación particular. En mi experiencia, funciona excepcionalmente bien para:

  • Matrimonios sin hijos o con hijos ya mayores
  • Parejas con buena comunicación y capacidad de acuerdo
  • Situaciones patrimoniales relativamente sencillas
  • Casos donde la privacidad y la rapidez son prioritarias

Por el contrario, no es viable ni recomendable cuando:

  • Existen hijos menores o con discapacidad
  • Hay desacuerdo en cualquier aspecto relevante
  • Se dan situaciones patrimoniales muy complejas
  • Uno de los cónyuges se encuentra en posición de vulnerabilidad

El divorcio notarial ha supuesto una verdadera revolución en el derecho de familia español, ofreciendo una alternativa ágil, económica y menos traumática para muchas parejas. Sin embargo, su éxito depende en gran medida de una buena asesoría legal que evalúe adecuadamente cada caso y guíe a los cónyuges durante todo el proceso.

Si estás considerando esta opción, te recomiendo consultar con un abogado especializado que pueda analizar tu situación específica y ofrecerte el asesoramiento personalizado que necesitas para tomar la mejor decisión.

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