Delito leve de amenazas: todo lo que necesitas saber
El delito de amenazas es una figura jurídica que, aunque aparentemente sencilla, tiene implicaciones legales importantes en el ámbito penal. En este artículo abordaremos en profundidad el delito leve de amenazas, explicando qué lo caracteriza, cuáles son sus consecuencias legales y cómo se puede perseguir. Si alguna vez has tenido dudas sobre este tema, aquí encontrarás toda la información que necesitas.
Contacta ahora con tu abogado
¿Qué es el delito de amenazas?
En términos generales, una amenaza consiste en manifestar la intención de causar un mal a otra persona. Este mal puede ser físico, psicológico o patrimonial, y la intención es generar miedo, inquietud o desasosiego en el receptor. En el ámbito penal, el delito de amenazas está regulado en el Código Penal, que establece diferentes grados de gravedad dependiendo de la naturaleza de la amenaza y las circunstancias en las que se produce.
Definición jurídica de las amenazas
El artículo 169 del Código Penal define las amenazas de la siguiente manera:
“El que amenazare a otro con causarle a él, a su familia o a otras personas con las que esté íntimamente vinculado un mal que constituya delitos de homicidio, lesiones, aborto, contra la libertad, torturas y contra la integridad moral, la libertad sexual, la intimidad, el honor, el patrimonio y el orden socioeconómico, será castigado…”
Aunque esta definición se aplica a amenazas graves, el delito leve de amenazas tiene su propia regulación específica en el artículo 171.7 del mismo Código Penal. A continuación, exploraremos este último en detalle.
¿Qué es el delito leve de amenazas?
El delito leve de amenazas se recoge en el artículo 171.7 del Código Penal, que establece lo siguiente:
“Fuera de los casos anteriores, el que de modo leve amenace a otro será castigado con la pena de multa de uno a tres meses. Este hecho sólo será perseguible mediante denuncia de la persona agraviada o de su representante legal.”
En este caso, hablamos de amenazas que no alcanzan la gravedad de las recogidas en los artículos precedentes, pero que igualmente generan intranquilidad o temor en la víctima.
Elementos clave del delito leve de amenazas
Para que una conducta pueda ser considerada un delito leve de amenazas, deben concurrir los siguientes elementos:
- Manifestación de un mal futuro e injusto: La amenaza debe referirse a un daño que el autor afirma que causará, y este daño debe ser ilícito.
- Carácter leve: La intensidad del mal anunciado no es grave ni implica delitos graves como homicidio o lesiones importantes.
- Recepción de la amenaza: La víctima debe haber percibido el mensaje de amenaza, ya sea de forma directa o indirecta.
- Intención de amedrentar: El autor debe tener la intención de generar temor o inseguridad en la víctima.
Diferencia entre delito grave y leve de amenazas
La principal diferencia entre un delito grave y uno leve radica en la intensidad del mal anunciado. Por ejemplo, si una persona amenaza con causar daño físico grave e inminente, como un ataque con armas, esto será considerado un delito más grave. En cambio, si la amenaza es más vaga o implica daños menores, se clasifica como leve.
Un ejemplo típico de delito leve sería decir: “Voy a arruinar tu negocio si no haces lo que te digo”, mientras que un delito grave podría ser: “Te voy a matar si no pagas lo que me debes”.
¿Cómo se persigue el delito leve de amenazas?
El delito leve de amenazas es perseguible únicamente mediante denuncia de la persona agraviada o su representante legal. Esto significa que no se actúa de oficio, como ocurre en otros delitos más graves. Además, en este tipo de delitos, el perdón de la víctima puede extinguir la responsabilidad penal, siempre que se conceda antes de que se dicte sentencia.
El papel de la víctima
Es fundamental que la persona afectada presente la denuncia, ya que, sin esta acción, las autoridades no pueden intervenir. Para que la denuncia prospere, es importante aportar pruebas que acrediten la existencia de la amenaza, como mensajes de texto, audios o testigos.
Extinción de la responsabilidad penal
Según el artículo 130.1 del Código Penal, la responsabilidad penal por un delito leve de amenazas se extingue si la persona agraviada perdona al agresor. Este perdón debe ser expreso y otorgado antes de que se dicte sentencia. Es importante destacar que el juez deberá escuchar a la víctima antes de aceptar dicho perdón.
Delito leve de amenazas en el ámbito digital
Con el auge de las tecnologías, el delito de amenazas ha adquirido nuevas formas. Hoy en día, las amenazas a través de aplicaciones como WhatsApp, redes sociales o correos electrónicos son cada vez más comunes.
Amenazas por mensajería instantánea
Un mensaje enviado por WhatsApp, aunque sea breve, puede constituir un delito leve de amenazas si cumple con los requisitos mencionados. Por ejemplo, decir: “Si te vuelvo a ver, prepárate para lo que te espera” puede ser considerado una amenaza leve.
Para acreditar este tipo de delitos, es crucial conservar evidencias como capturas de pantalla, grabaciones de audio o video, o cualquier otro elemento que demuestre la emisión del mensaje y su recepción por parte de la víctima.
Amenazas en redes sociales
En plataformas como Twitter o Facebook, las amenazas suelen ser más visibles y pueden dirigirse a un público amplio. En estos casos, es fundamental realizar capturas de pantalla donde se identifique al autor del mensaje. Aunque el perfil utilizado sea falso, la policía puede investigar para descubrir la identidad real del agresor.
Consecuencias legales del delito leve de amenazas
El delito leve de amenazas se sanciona con una pena de multa de uno a tres meses. La cantidad a pagar se determina en función de la capacidad económica del condenado, y el juez puede establecer una cuota diaria que oscila entre 2 y 400 euros.
Además, en casos donde el agresor tenga antecedentes penales o haya cometido otros delitos relacionados, las consecuencias legales pueden agravarse.
Ejemplo práctico
Imagina que un vecino, durante una discusión por ruidos en el edificio, te dice: “Un día de estos voy a acabar contigo”. Aunque la amenaza pueda parecer banal, si sientes temor y decides denunciar, esto podría constituir un delito leve de amenazas. Si aportas pruebas, como grabaciones o testigos, el juez podría condenar al agresor a una multa.
¿Cómo protegerte ante una amenaza?
Si has sido víctima de un delito leve de amenazas, lo más importante es:
- Recoger pruebas: Guarda mensajes, grabaciones o cualquier elemento que acredite la amenaza.
- Buscar testigos: Si alguien presenció la amenaza, pídele que testifique.
- Acudir a la policía: Presenta una denuncia lo antes posible, proporcionando toda la información y pruebas disponibles.
- Solicitar ayuda legal: Un abogado puede asesorarte sobre cómo proceder y garantizar que tus derechos sean protegidos.
El delito leve de amenazas es una figura jurídica que, aunque pueda parecer menor, tiene un impacto significativo en la vida de quienes lo padecen. Este tipo de conducta afecta la libertad y la tranquilidad de las personas, por lo que es esencial conocer cómo actuar en caso de enfrentarte a una situación así.
Si alguna vez te ves en una circunstancia similar, recuerda que las amenazas, por leves que sean, tienen consecuencias legales y pueden ser perseguidas. No dudes en buscar ayuda legal para proteger tus derechos y garantizar que se haga justicia.
Contactar con EOM Equipo jurídico